LOS HUARPES VIVIERON EN LOS VALLES DE HUENTOTA, DE UCO Y JAURUA. PRACTICABAN EL POLITEÍSMO Y CREÍAN EN LA VIDA EN EL MÁS ALLÁ.
En su origen la palabra Huarpe, podía traducirse como los
"descendientes directos de la divinidad". Estos se ubicaron en la
llamada Tucuma o Caría (sobre el río San Juan y los alrededores), en los
valles de Huentota. También se asentaron en los de uco y jauría
(actuales departamentos de Tupungato, Tunuyán y San Carlos.
Los primitivos dueños del actual territorio departamental eran los huarpes. Estos pueblos originarios vivían en el “país de Cuyo” (amplia zona de la provincias de San Juan, Mendoza y San Luis).
Los huarpes se asentaban en las márgenes de los ríos, esteros y
lagunas. Fueron grupos sedentarios con domicilios más o menos fijos;
vivían en rudimentarias chozas. Los huarpes no iban desnudos ni
cubiertos con pieles, sino con la “camiseta andina” (como la llamaban
los realistas). Practicaron la hilandería: prueba de esto son los
numerosos torteros y pesas de hilar hechas de barro encontradas por los
arqueólogos y particulares a lo largo del tiempo.
Usaron
el pelo largo: las mujeres “dejan crecer el cabello cuanto pueden,
mientras que los hombres sólo hasta el cuello”. Fabricaban piezas de
cerámica y alfarería fina, modelada y pintada. Fueron maestros en
canastería: tejían cestas y canastillas de totora “tan fuertemente
apretadas que aunque las llenan de agua, ésta no se sale”.
Supieron
trabajar la tierra; para regar sus cultivos utilizaban el agua de río
derivada por canales y acequias. El principal producto de la tierra era
el maíz (telag). Esto se confirma con el hallazgo de morteros fijos y muebles, e innumerables conanas (vasijas de barro). Sus armas clásicas fueron el arco y la flecha.
Los huarpes tuvieron una divinidad que residía en la Cordillera Nevada: era Hunuc Huar, a la que respetaban, temían e invocaban. A este Dios le ofrecían chicha y maíz. Adoraban, también, a los cerros, a la Luna, al Sol y al Lucero.
Sepultaban
a sus muertos acompañando la ceremonia con bailes y cantos. En las
tumbas les ponían objetos personales (mantas, camisetas, comidas y
bebidas). Hablaban la lengua millcayac
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